La construcción de puentes en la pandemia es fundamental. Debemos ser arquitectos para la conexión de orillas distantes, las nuestras, las de los otros y las de todos. Esas orillas distantes pueden ser que estén en nuestro propio hogares, o pueden representar familiares o personas que permanecen separados de nuestros corazones. Por eso tenemos una gran oportunidad frente a nuestras narices y es nuestra la responsabilidad afrontarla.
Los puentes unen, acercan, resuelven problemas, permiten viajes y aventuras. Si bien es verdad que a veces provocan distanciamientos, su naturaleza nunca fue pensada para lo negativo, así como los edificios no se construyen para que personas se suiciden desde su azotea.
Las consecuencias negativas no las podemos medir, pero eso no nos debe impedir que construyamos conexiones, edifiquemos relaciones, atravesemos barreras, vinculamos y empatizemos.
Jesús dejó todo para construir un puente, un camino a la vida, una unión extraordinaria, entre Él y nosotros, un camino hacia el Padre, y no midió la negativo ni las consecuencias no buscadas, sino que estimó su amor por nosotros antes que aferrarse a su propia gloria (Filipenses 2:6).
Dice Juan 3:16: “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Es decir, Dios amó a cada una de las personas de tal manera que fabricó un puente de unión, y no se fijo en todo aquel que no iba a creer, sino que abrió una posibilidad sólo para aquellos que SÍ, aunque fuere sólo uno.
Nosotros debemos crear lazos de amor para construir relaciones como lo hizo Dios con nosotros. Nunca debemos fijarnos en aquellos que no quieran cruzar el puente o lo quieran utilizar para escaparse. Lo que debemos hacer es enfocarnos en todo aquel que cruce, así como Jesús se enfocó en todo aquel que iba a creer más allá de los negativos criticones de siempre.
Debemos tener la virtud de ver todo lo que podemos ganar sin importar que en el camino algunas cosas se vayan a perder. Debe definirnos las virtudes de Dios para crear lazos y entender la naturaleza del puente: El AMOR.
Saludos.
RESPIRACIÓN es vivir en MISIÓN
www.carlossamuelmansilla.com
Los puentes unen, acercan, resuelven problemas, permiten viajes y aventuras. Si bien es verdad que a veces provocan distanciamientos, su naturaleza nunca fue pensada para lo negativo, así como los edificios no se construyen para que personas se suiciden desde su azotea.
Las consecuencias negativas no las podemos medir, pero eso no nos debe impedir que construyamos conexiones, edifiquemos relaciones, atravesemos barreras, vinculamos y empatizemos.
Jesús dejó todo para construir un puente, un camino a la vida, una unión extraordinaria, entre Él y nosotros, un camino hacia el Padre, y no midió la negativo ni las consecuencias no buscadas, sino que estimó su amor por nosotros antes que aferrarse a su propia gloria (Filipenses 2:6).
Dice Juan 3:16: “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Es decir, Dios amó a cada una de las personas de tal manera que fabricó un puente de unión, y no se fijo en todo aquel que no iba a creer, sino que abrió una posibilidad sólo para aquellos que SÍ, aunque fuere sólo uno.
Nosotros debemos crear lazos de amor para construir relaciones como lo hizo Dios con nosotros. Nunca debemos fijarnos en aquellos que no quieran cruzar el puente o lo quieran utilizar para escaparse. Lo que debemos hacer es enfocarnos en todo aquel que cruce, así como Jesús se enfocó en todo aquel que iba a creer más allá de los negativos criticones de siempre.
Debemos tener la virtud de ver todo lo que podemos ganar sin importar que en el camino algunas cosas se vayan a perder. Debe definirnos las virtudes de Dios para crear lazos y entender la naturaleza del puente: El AMOR.
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