El muro de Nehemías: La tarea de formar equipos ⎪ Por Carlos Samuel Mansilla

El muro de Nehemías: La tarea de formar equipos ⎪ Por Carlos Samuel Mansilla


Jon Katzenbach y Douglas Smith definen equipo a un “…número de personas con habilidades complementarias, comprometido con un propósito común, objetivos de rendimiento y enfoque, de lo que se consideran mutuamente responsables” (1). 

En la Biblia, la Palabra de Dios, tenemos muchos ejemplos de trabajo en equipo, uno de esos ejemplos está en el capítulo 3 del libro de Nehemías. Este caso es muy interesante de analizar por la gran cantidad de personas disímiles que lograron unir esfuerzos para el objetivo común, restaurar las murallas de la ciudad: Sacerdotes, hombres comunes y corrientes de ciudades cercanas, comerciantes, perfumeros, plateros, gobernadores, grupos de familias, hijos e hijas, habitantes locales, sirvientes, artesanos profesionales, levitas y una gran diversidad de personas de distinto origen y estratos sociales. 

En la construcción del muro trabajaron toda clase de personas y es destacable el trabajo en equipo que realizaron, aunque también saltan a la vista algunos malos ejemplos. Las doce puertas reconstruidas y cada tramo del muro restaurado dejan mucho para analizar, pensar y meditar, pero por sobre todo muestra la cabal necesidad que tenemos de formar equipos y alentar el trabajo conjunto con un objetivo a pesar de cualquier dificultad. 

Este es un resumen de los grupos de trabajo que participaron en este gran equipo: 

  • ○ Sacerdotes. Contando entre ellos al sumo sacerdote.
  • ○ Levitas. 
  • ○ 8 gobernadores o hijos de ellos. De ambas regiones de Jerusalén y de otras 4 regiones: Bet Haqueren, Bet Sur, Keila (2 gobernadores), Mizpa (2 gobernadores).
  • ○ 25 personas mencionadas por sus nombres y/o el nombre de sus padres. Seguramente junto a sus familias y/o descendencia.
  • ○ Plateros.
  • ○ Perfumeros. 
  • ○ Comerciantes.
  • ○ Sirvientes del templo.
  • ○ 9 grupos de personas de diferentes regiones: Jericó, Tecoa, Gabaón, Meronot, Mizpa, Zanoa. (3 regiones más si sumamos los gobernadores de Bet Haquerem, Bety Sur y Keila). 
  • ○ Las hijas del gobernador de la mitad de Jerusalén.


Sólo nos centraremos en 3 casos para referirnos a equipos de trabajo. 

1º Los sacerdotes y los varones de Jericó (Nehemías 3:1-2):

En el sector de la puerta de las ovejas y el primer tramo norte trabajaron los sacerdotes y el sumosacerdote, junto a ellos los varones de Jericó y Zacur hijo de Imri. 

Este equipo de trabajo es interesante de analizar. Por un lado tenemos la casta sacerdotal y a su máximo exponente, el sumo sacerdote Eliasib. Es significativo verlos involucrarse en tareas manuales, albañilería, construcción, carpintería y demás. Por otro lado, verlos conectados en el trabajo y formando equipo junto a los varones de Jericó, nos da la pauta de que todos podemos unir fuerzas sin excepción. Jericó estaba a una distancia de 25 kilómetros en linea recta de terreno en descenso (Hoy en día por rutas y caminos hay una distancia de 40 kilómetros), era una ciudad que había estado bajo la maldición que el mismo Josué había proferido a quién la reedificare (Josué 6:26).

Los sacerdotes junto a los varones de Jericó formaron un equipo bastante particular. Esto demuestra que es posible la formación de equipos a pesar de diferencias mas que sustanciales. 

2º Los tecoítas (Nehemías 3:5): 

En el sector entre la puerta del pescado y la puerta vieja trabajaron personas de diferentes familias junto a los tecoítas. Se destaca el hecho de que los jefes y nobles de Tecoa no quisieron ayudar. 

Tecóa estaba a unos 20 kilómetros en línea recta al sur (Hoy en día por rutas y caminos hay una distancia entre 26 y 33 kilómetros). Los tecoítas venían de lejos para prestar servicio, debían formar equipos de trabajo junto a diversas familias locales. Lamentablemente no tuvieron a sus principales referentes colaborando, quienes decidieron no ser testigos de la obra de Dios, lo cual quedó registrado en la Biblia. Con esta información corriendo de boca en boca, la labor colaborativa habrá tenido particularidades que sortear. Sin embargo, la funcionalidad del equipo no se vio afectada, pues terminaron la obra. La nota discordante es la decisión de algunas personas de quedar afuera del plan de Dios.  

3º Las hijas del gobernador de la mitad de Jerusalén (Nehemías 3:12).  

Entre tantas personas que se detallan a lo largo del capítulo 3, no es un detalle menor que las hijas de Salum, gobernador de la mitad de Jerusalén, hayan quedado registradas. 

Estas son las únicas mujeres registradas en la construcción. No podemos confirmar que hayan habido otras mujeres participando, tampoco lo podemos descartar, pero tenemos la seguridad de que estas quedaron plasmadas en las crónicas de la reconstrucción para ser destacadas por el escritor: Nehemías. 

No podemos con esta mención especial aventurar hipótesis sobre ellas, de hecho el relato sólo menciona esto y no tenemos otras referencias para completar información. Sí podemos señalar que siendo mujeres aristocráticas, hijas de un líder local, con importantes investiduras, trabajaron sin que esto les sea un impedimento. Esto nos habla de la clase de personas que eran, de su humildad a pesar de sus privilegios sociales, de negarse a la vida fácil para realizar tareas poco convencionales. 

No sabemos exactamente las tareas que realizaron, pero Nehemías creyó importante incluir la participación de estas mujeres en el relato histórico. Esto indica que fueron relevantes para la gran empresa que Dios les ordenó.  

Todos pueden participar en la obra de Dios. 

Todos pueden ser parte del plan divino. Dios nos llama a trabajar sin que importe quienes somos sino nuestro compromiso con una nueva realidad. 

La construcción del muro significaba una nueva oportunidad de Dios, una reconstrucción de las ruinas del oscuro pasado, una nueva etapa de contención, una posibilidad de estar cubiertos y cuidados bajo un propósito, en definitiva, una nueva vida sujeta a la obediencia de todo lo que Dios había establecido en el pasado para beneficio de su pueblo.

Necesitamos trabajar en equipo y todos estamos llamados a la obra. Cada uno es responsable de responder positivamente o de negarse a participar de los planes divinos. Cada acción tiene su consecuencia. De una cosa estamos seguros, todos pueden participara del gran equipo ganador, sin importar nada más que posicionarse del lado de Dios y empeñarse a construir una nueva realidad de bendición y victoria. 


(1) Katzenbach, Jon R., Smith, Douglas K. Sabiduría de los equipos. Ediciones Diaz de Santos. 1996. Madrid. España. 



Por Carlos Samuel Mansilla
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