La doctrina de la FE | 1º Timoteo | Día 11

La doctrina de la FE | 1º Timoteo | Día 11

11 LA DOCTRINA DE LA FE
Lectura: 1º Timoteo 4:6-11
Por Carlos Samuel Mansilla
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Plan: 20 días con 1º Timoteo.
Un breve tratado sobre la primera epístola de Pablo a Timoteo
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Ser un buen ministro, aquí la palabra original del griego para ministro es “siervo”: Diakonos, tiene que ver con permanecer y enseñar la verdad del evangelio en oposición a las malas enseñanzas contrarias a Jesucristo. Debemos alentarnos con mucho énfasis y pasión a nutrirnos con las palabras de la FE y en desechar todas las cosas que muchos quieren agregar, sacar o cuestionar a la Palabra de Dios.


Esto requiere un ejercicio, una ejercitación, un entrenamiento en la piedad, en la conducta santa, en las prácticas apropiadas de una vida en integridad y rectitud. La Palabra de Dios nos debe ser de gran provecho y de enorme utilidad al llevar a la acción todas las instrucciones prácticas que nos consolidan. Debemos tener un comportamiento diario en las prácticas saludables del reino y resistir todas las enseñanzas y a todo enseñador que se opone a Dios y se paran frente a Él en abierta confrontación y oposición. Esta vida santa es de mucha importancia y tiene promesas de gran provecho para esta vida y para el futuro.

Permanecer en integridad requiere gran esfuerzo, no es nada fácil y nos lleva a convivir con los ataques de aquellos que se resisten a las enseñanzas puras de la verdad. Esta es una vida de ejercitación, de exponerse a los ataques contrarios, de una anhelante espera, y de un sinfín de situaciones diferentes que son parte de nuestra vida en Jesucristo. Nosotros hemos definido nuestras vidas con firmeza en la FE del Salvador de todos los hombres y debemos anhelar la salvación por la humanidad orando por ellos sin reservas (1 Timoteo 2:1-6). Esta es una vida militante comprometida, porque somos participantes e integrantes de una tropa (1 Timoteo 1:18), un ejército, y debemos mantenernos firmes en la FE y no sólo aprender y permanecer sino además enseñar, instruir, mandar y encargar como buenos administradores de la sana doctrina. Pablo dice en 1 Tesalonicenses 2:4, y: “según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.







 © Carlos Samuel Mansilla
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